MUJER /HOMBRE — HOMBRE / MUJER

La igualdad de género ha
de ser una realidad vivida.
(Michelle Bachelet)
La mujer/ el hombre, está lucha incesante de Hombre vs Mujer, o Mujer vs Hombre ha causado grandes separaciones, nos divide como sociedad. ¿Llegará un tiempo, una época, un momento, en dónde nos veamos como personas, individuos, sujetos, seres humanos?
En una reunión sindical escuchaba a un líder (sindical), decir “que era necesario tener baños dignos en las áreas de trabajo”, – hablaba de las condiciones laborales-, no estoy en desacuerdo, sin embargo, lo que llamo mi atención fue la siguiente expresión “y principalmente para las mujeres”, estás palabras me dejaron, pensativa, frustrada, contrariada.
En esta frase resalto la discriminación, que sigue existiendo y perpetuando, la desigualdad, se observa que los pensamientos de las personas aún no han cambiado en relación con la desigualdad. ¡BASTA!, la sociedad no requiere de personas que tomen el micrófono y continúen fomentando la distinción. En cada ambiente en donde se desenvuelva el ser humano como el área laboral, escuela, comunidades, comercios, etc. cada uno de los participantes son personas y cada uno merece un trato, un lugar y claro un salario digno por el desempeño de las tareas diarias.
No necesitamos continuar escuchando quien merece mejores condiciones de vida, considero que todo ser humano las requiere y las necesita (las merece). ¿Por qué una persona que teniendo una plataforma continúa fomentado la desigualdad o para qué?, pongamos freno, cada uno tenemos un valor, cada uno necesitamos óptimas condiciones para vivir y claro para desempeñar tareas no importando el género.
La desigualdad, estanca, divide, crea conflictos, incluso deprime, enoja, frustra y es así como se van formando las nuevas generaciones. Reflexionemos que es lo que queremos como sociedad, como comunidad, como individuos sociales.
En este escrito quiero invitar a la reflexión, al cambio de ser posible la forma de vernos entre individuos, entre personas, seres humanos, sin prejuicios, sin deformaciones. A lo largo de la historia se ha propuesto la construcción de igualdad, sin embargo, nos damos cuenta en el día a día y en algunos discursos que nos falta seguir trabajando en la construcción de la igualdad.
El 16 de diciembre del 2024 en México, se publicó la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, en el Diario Oficial de la Federación, el 2 de agosto de 2006, “Artículo 1.- La presente Ley tiene por objeto regular y garantizar la igualdad de oportunidades y de trato entre mujeres y hombres, proponer los lineamientos y mecanismos institucionales, que orienten a la Nación hacia el cumplimiento de la igualdad sustantiva en los ámbitos público y privado, promoviendo el empoderamiento de las mujeres, la paridad de género y la lucha contra toda discriminación basada en el sexo. Sus disposiciones son de orden público e interés social y de observancia general en todo el Territorio Nacional”.
La Ley, es clara promueve la igualdad entre hombres y mujeres, la no discriminación, buscando la equidad entre los individuos, no importa la edad, el género, color de piel, estado civil, lengua o idioma u orientación sexual.
El Articulo 5, II menciona “Toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que por acción u omisión, con intención o sin ella, tenga por objeto o resultado obstaculizar, restringir, impedir, menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos, las libertades y la igualdad sustantiva de oportunidades en las esferas social, cultural, educativa, política, institucional, laboral o cualquier otra, incluyendo cualquier acción u omisión que directa o indirectamente provoque o perpetúe la brecha de género en cualquier ámbito…….
IV la cual mujeres y hombres acceden con las mismas posibilidades y oportunidades al uso, control y beneficio de bienes, servicios y recursos de la sociedad, así como a la toma de decisiones en todos los ámbitos de la vida social, económica, política, saludable, cultural y familiar.
Nadie tiene que quedar fuera de la igualdad, la equidad, este escrito tiene como fin la reflexión y observación desde donde estamos, en el lugar en donde nos desarrollamos, nos desenvolvemos. La invitación es seguir practicando la igualdad, que no solo seamos observadores sino participantes en los diferentes espacios, lugares (casa, escuela, trabajo, etc.).
Las mujeres no teníamos voz en la sociedad, en las familias, sin embargo, hoy en día seguimos ocupando espacios, se sigue trabajando para tener mejores condiciones de pago, empleos, educación, programas de salud, etc., pero ahora que hemos ganado varios espacios, no seamos las que se queden calladas o participes de discriminación, desigualdad o un obstáculo para la sociedad y su comunidad. Los niños, tienen derechos, al igual que los adultos mayores, los grupos vulnerables y por supuesto los hombres, trabajemos para tener una sociedad igualitaria en derechos, normas, que nos permitan reconocer las habilidades, cualidades y las áreas de oportunidad de cada individuo.
Veámonos como iguales, como personas. menciona en Mateo 22:39, “Ama a tu prójimo, como a ti mismo”, que es el segundo mandamiento. Cuando amas a alguien o algo, no buscamos lastimarlo, él amor comienza por uno mismo y posteriormente a los demás, es ahí en donde nos debemos ver como iguales, como personas, individuos.
Para concluir, menciono la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano que se promulgo en el siglo XVIII, en Francia, en el año de 1978, reconociendo los derechos humanos “Todos los seres humanos, nacen libres e iguales de dignidad y derechos y dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros” (Ruíz, 2007).
El camino por los derechos, la igualdad, ha sido largo y aún no se termina, sigamos moviéndonos en los cambios, se requieren prácticas efectivas, cambios en la forma de pensar para actuar diferente. Toda persona tiene la libertad, de elegir, de construir.
Tengo un sueño, un sólo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad,
soñar con la justicia, soñar con la igualdad
y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas.
Martin Luther King